
Criar hijos en el extranjero a menudo implica adaptarse a un sistema educativo desconocido. Para los padres que inscriben a sus hijos en escuelas locales, el cambio cultural puede ser tanto un desafío como una experiencia reveladora. ¿Cuáles son las principales diferencias entre los sistemas educativos? ¿Y cómo puedes preparar a tu hijo para esta transición?
Sistemas escolares que priorizan el bienestar infantil
Europa del Norte se cita a menudo como un referente en educación centrada en el niño. En Dinamarca, Suecia, Finlandia y Noruega, las escuelas sitúan al menor en el centro del proceso de aprendizaje. Basados en principios de educación positiva, estos sistemas promueven la autonomía tanto académica como personal.
La reforma educativa de Finlandia en 2007 marcó un punto de inflexión, transformando su sistema en uno de los más respetados a nivel mundial. El enfoque de Dinamarca también recibe reconocimiento internacional por su énfasis en el bienestar del estudiante y el aprendizaje equilibrado.
Finlandia: amabilidad y empatía en la educación
El sistema escolar finlandés se basa en dos principios fundamentales: formar ciudadanos socialmente conscientes a través del desarrollo de la empatía y elevar el estatus de la profesión docente con salarios competitivos y un alto reconocimiento profesional.
La cultura del aula se sustenta en valores sólidos: igualdad, respeto, solidaridad y amabilidad. Cada estudiante es tratado por igual, y el respeto se extiende a los demás, a los espacios compartidos y a las normas comunitarias. Este enfoque basado en valores crea un entorno positivo que favorece el desarrollo saludable y el aprendizaje eficaz.
Se anima a los niños a avanzar a su propio ritmo, guiados de cerca por los docentes. Un aspecto llamativo para los padres expatriados es la ausencia de calificaciones en la escuela primaria. En muchos países, las notas se consideran un criterio necesario para seguir el progreso. En Finlandia, su ausencia es intencionada. El sistema busca reducir la presión y fomentar la motivación interna: la tranquilidad no proviene de las calificaciones, sino de un acompañamiento individualizado y alentador.
Canadá: Inclusividad para todos
En 2021, el gobierno canadiense comprometió 30.000 millones de dólares durante cinco años para desarrollar un sistema de aprendizaje y cuidado infantil “de alta calidad, asequible, flexible e inclusivo” en todo el país. Aunque la educación en Canadá se gestiona a nivel provincial y territorial, emergen valores comunes: inclusión, diversidad y equidad.
Cada región define su enfoque de forma distinta. Ontario se centra en la equidad y la representación, con el objetivo de que cada estudiante se sienta visto y respaldado. Yukón describe su sistema como “centrado en el estudiante”, mientras que Alberta promueve una mentalidad de aceptación y pertenencia universales. Nunavut y Nueva Escocia subrayan que el acceso a una educación de calidad es un derecho fundamental.
El apoyo a niños con necesidades especiales es clave en este modelo inclusivo. Las políticas canadienses promueven la integración en lugar de la segregación, asegurando que los alumnos con discapacidad formen parte de las aulas comunes. La definición de discapacidad es amplia y flexible, abarcando trastornos del aprendizaje, problemas sensoriales, y desafíos emocionales o conductuales.
Quebec destaca por su enfoque holístico: se adapta a las necesidades de todos los estudiantes sin etiquetar ni aislar a quienes necesitan apoyo adicional. En todo el país, los planes de estudio y materiales educativos se revisan regularmente para reflejar mejor experiencias diversas y fomentar un entorno de aprendizaje más inclusivo.
Sistemas educativos que valoran el arte y el deporte
En muchos países, el rendimiento académico tiene prioridad, pero no es una norma universal. Aunque algunos sistemas priorizan las asignaturas troncales, otros otorgan igual importancia a las artes y a la educación física. En estos casos, el talento en música, artes visuales, teatro o deportes no solo se fomenta, sino que puede abrir las puertas a instituciones prestigiosas.
Estados Unidos: Espíritu de equipo y realización personal
El sistema educativo estadounidense está descentralizado: cada estado define su currículo, calendario escolar y normas de funcionamiento. Esta autonomía es importante para las familias expatriadas, ya que la orientación política del estado puede influir en los contenidos educativos. En estados más conservadores, por ejemplo, ciertos temas “progresistas” pueden estar limitados bajo el argumento de la protección infantil.
Aun así, en todo el país persisten valores culturales comunes. Las artes y el deporte se consideran componentes esenciales de la educación infantil, al mismo nivel que el rendimiento académico. La excelencia en música, teatro o deportes puede facilitar el acceso a escuelas competitivas, reflejando una definición más amplia del éxito.
Estos valores —espíritu de equipo, autoconfianza y desarrollo personal— están presentes en la vida escolar diaria. Para muchos padres expatriados, puede resultar sorprendente la tendencia estadounidense a elogiar generosamente incluso pequeños logros. Un docente puede felicitar con entusiasmo a un alumno solo por articular unas pocas palabras en inglés. Pero esta práctica es deliberada. El estímulo es una herramienta clave en la filosofía educativa estadounidense. Fomenta la confianza, apoya la participación y facilita la integración, especialmente para los recién llegados.
Japón: Espíritu de grupo y responsabilidad individual
En Japón, la educación va mucho más allá del aula. El sistema escolar japonés otorga igual valor a las materias académicas, artísticas, culturales y deportivas. Desde la escuela primaria, se anima a los estudiantes a participar en clubes, que pueden ir desde baloncesto, fútbol, danza y gimnasia hasta ceremonias del té, literatura, informática, música o monociclo.
Estas actividades extracurriculares no son opcionales. La pertenencia a un club es parte fundamental de la vida escolar y fomenta la disciplina, la responsabilidad social y el sentido de pertenencia. A partir de secundaria, los estudiantes pueden unirse a clubes existentes o crear los suyos propios, siempre que obtengan aprobación y suficientes miembros. Los horarios escolares reflejan esta doble orientación: clases por la mañana y clubes por la tarde.
Estas actividades no solo desarrollan habilidades, sino que refuerzan la cohesión social y el equilibrio entre el compromiso individual y el espíritu de grupo. El béisbol, deporte nacional no oficial de Japón, encarna estos valores. El torneo Kōshien, celebrado cada verano, es seguido en todo el país. Para muchos, representa la dedicación, el trabajo en equipo y la resiliencia que definen la vida estudiantil japonesa.
Un enfoque en la responsabilidad estudiantil
Desde temprana edad, en Japón se enseña la responsabilidad. En la escuela primaria, los niños aprenden a limpiar sus aulas y a repartir la comida. No existen comedores escolares: los estudiantes rotan en tareas como limpiar, lavar platos o mantener las entradas del colegio.
A los padres expatriados puede sorprenderles que sus hijos participen en labores de limpieza. Sin embargo, esta práctica está profundamente arraigada en la cultura japonesa y promueve la cooperación, el respeto por los espacios comunes, el trabajo en equipo y la limpieza.
El mismo sentido de responsabilidad se aplica a las actividades extracurriculares. Los estudiantes gestionan sus horarios y preparativos para eventos y competiciones por su cuenta.
Sistemas escolares que aún necesitan mejoras
Incluso los sistemas educativos considerados modelo tienen sus puntos débiles. El enfoque japonés, por ejemplo, es muy elitista, al igual que los de Francia y Singapur. En estos países, la vida escolar gira en torno a los resultados académicos y la clasificación por notas. Corea del Sur sigue una vía similar. La intensa presión por rendir, junto con normas rígidas y fuerte competencia entre pares, contribuye al acoso escolar. Aunque el acoso es un problema global, los datos sugieren que ocurre con menor frecuencia en sistemas donde se priorizan la amabilidad y el bienestar, como en Finlandia y Dinamarca.
En Estados Unidos, el desarrollo personal de los niños a menudo se ve limitado por obstáculos estructurales. Las escuelas públicas sufren de hacinamiento e infraestructuras obsoletas, mientras que la educación privada sigue siendo inasequible para muchas familias. El Reino Unido enfrenta desafíos similares. En agosto de 2024, el gobierno de Starmer anunció la eliminación de beneficios fiscales para las escuelas privadas, con el objetivo de redirigir fondos al sector público. La medida entró en vigor el 1 de enero de 2025.
¿Los límites de la educación positiva?
El modelo nórdico, aunque ampliamente elogiado, no es perfecto. Algunos padres expatriados critican la falta de disciplina, de corrección y de espacio para la frustración. Aunque muchos valoran el énfasis en el aprendizaje mediante el juego, quienes provienen de sistemas tradicionales a menudo se preocupan por la ausencia de calificaciones, que consideran fundamentales para seguir el progreso del niño. Sin embargo, la educación positiva busca reducir esa presión académica.
Investigadores han observado un descenso gradual en los resultados educativos en Finlandia, atribuido a cambios sociales más amplios, como la creciente influencia de las redes sociales. Aun así, Finlandia se considera un puente entre los modelos educativos tradicionales y alternativos. Su fuerza radica en la diversidad y la flexibilidad, no en la estandarización. Cuando se utilizan calificaciones, su función es apoyar el desarrollo de competencias, no definir la identidad del alumno.
Ayudar a tus hijos a adaptarse a una escuela en el extranjero
Los niños se sentirán más tranquilos si perciben seguridad en sus padres. Idealmente, investiga el sistema educativo del país de destino antes de mudarte. Considera qué tipo de estructura escolar prefieres: ¿local o internacional? Ambas tienen ventajas y desventajas, incluyendo diferencias en costos. Contacta con otros padres expatriados: ¿cómo se adaptaron sus hijos?
Antes de que comience el año escolar, visita la escuela con tu hijo. Habla con los profesores. ¿La escuela ofrece apoyo para nuevos alumnos? En cualquier caso, mantén la perspectiva. Las historias en internet pueden ser alarmistas o idealizadas. Fórmate tu propia opinión, pero también confía en tu hijo.
Fuentes: